Noche de boda
Que el maquillaje no apague tu risa,
que el equipaje no lastre tus alas,
que el calendario no venga con prisas,
que el diccionario detenga las balas,
Que las persianas corrijan la aurora,
que gane el quiero la guerra del puedo,
que los que esperan no cuenten las horas,
que los que matan se mueran de miedo.
Que el fin del mundo te pille bailando,
que el escenario me tiña las canas,
que nunca sepas ni cómo, ni cuándo,
ni ciento volando, ni ayer ni mañana
Que el corazón no se pase de moda,
que los otoños te doren la piel,
que cada noche sea noche de bodas,
que no se ponga la luna de miel.
Que todas las noches sean noches de boda,
que todas las lunas sean lunas de miel.
Que las verdades no tengan complejos,
que las mentiras parezcan mentira,
que no te den la razón los espejos,
que te aproveche mirar lo que miras.
Que no se ocupe de ti el desamparo,
que cada cena sea tu última cena,
que ser valiente no salga tan caro,
que ser cobarde no valga la pena.
Que no te compren por menos de nada,
que no te vendan amor sin espinas,
que no te duerman con cuentos de hadas,
que no te cierren el bar de la esquina.
Que el corazón no se pase de moda,
que los otoños te doren la piel,
que cada noche sea noche de bodas,
que no se ponga la luna de miel.
Que todas las noches sean noches de boda,
que todas las lunas sean lunas de miel.
Contigo
Yo no quiero un amor civilizado,
con recibos y escena del sofá;
yo no quiero que viajes al pasado
y vuelvas del mercado
con ganas de llorar.
Yo no quiero vecinas con pucheros;
yo no quiero sembrar ni compartir;
yo no quiero catorce de febrero
ni cumpleaños feliz.
Yo no quiero cargar con tus maletas;
yo no quiero que elijas mi champú;
yo no quiero mudarme de planeta,
cortarme la coleta,
brindar a tu salud.
Yo no quiero domingos por la tarde;
yo no quiero columpio en el jardín;
lo que yo quiero, corazón cobarde,
es que mueras por mí.
Y morirme contigo si te matas
y matarme contigo si te mueres
porque el amor cuando no muere mata
porque amores que matan nunca mueren.
Yo no quiero juntar para mañana,
no me pidas llegar a fin de mes;
yo no quiero comerme una manzana
dos veces por semana
sin ganas de comer.
Yo no quiero calor de invernadero;
yo no quiero besar tu cicatriz;
yo no quiero París con aguacero
ni Venecia sin tí.
No me esperes a las doce en el juzgado;
no me digas "volvamos a empezar";
yo no quiero ni libre ni ocupado,
ni carne ni pecado,
ni orgullo ni piedad.
Yo no quiero saber por qué lo hiciste;
yo no quiero contigo ni sin ti;
lo que yo quiero, muchacha de ojos tristes,
es que mueras por mí.
Y morirme contigo si te matas
y matarme contigo si te mueres
porque el amor cuando no muere mata
porque amores que matan nunca mueren.
Más guapa que cualquiera
Se llamaba Soledad y estaba sola
como un puerto maltratado por las olas,
coleccionaba mariposas tristes,
direcciones de calles que no existen.
Pero tuvo el antojo de jugar
a hacer conmigo una excepción
y, primero, nos fuimos a bailar
y, en mitad de un "te quiero" me olvidó.
De Esperanza no tenía más que el nombre
la que no esperaba nada de los hombres,
coleccionaba amores desgraciados,
soldaditos de plomo mutilados.
Pero quiso una noche comprobar
para qué sirve un corazón
y prendió un cigarrillo y otro más
como toda esperanza se esfumó.
Por eso, cuando el tiempo hace resumen
y los sueños parecen pesadillas,
regresa aquel perfume
de fotos amarillas.
Y, aunque sé que no era
la más guapa del mundo, juro que era
más guapa, más guapa que cualquiera.
Se llamaba Inmaculada aquella puta
que curaba el sarampión de los reclutas,
coleccionaba nubes de verano,
velos de tul roídos por gusanos.
Pero quiso quererse enamorar
como una rubia del montón
y que yo la sacara de la"calle de los besos sin amor"
Y, mil años después, cuando otros gatos
desordenan mis noches de locura,
evoco aquellos ratos
de torpes calenturas.
Y, aunque sé que no era
la más guapa del mundo, juro que era
más guapa, más guapa que cualquiera.
Seis tequilas
Me falta una mujer,
Me sobran seis tequilas,
No ver para querer,
Malditas sean las pilas
Que me hacen trasnochar
Echándonos de menos,
Echándome de más,
Almíbar y centeno.
Me falta un corazón
Me sobran cinco estrellas
De hoteles de ocasión
Donde dejar mis huellas,
Con nada que ocultar,
Con todo por delante,
Goliat era un patán,
David era un gigante.
Aunque en parte soy juez
De un nunca, de un tal vez
De un no sé, de un después, de un qué
Pronto.
En asuntos de amor
Siempre pierde el mejor,
No me tomes tontita por tonto.
Me falta una verdad,
Me sobran cien excusas,
Qué borde es la ansiedad,
Que pérfidas las musas
Que nimban a cualquier
Pelanas con su foco,
Que cobran alquiler,
Con tangas y a lo loco.
Aunque en parte soy juez
De un nunca, de un tal vez
De un no sé, de un después, de un qué
Pronto.
En asuntos de amor
Siempre pierde el mejor,
No me tomes tontita por tonto.
Ni zotal ni arrezú,
Ni luzbel ni mambrú,
Ni alfajor, ni duelo, ni quebranto.
Dame un beso de más
Novia de satanás,
Jezabal que encanalla mi canto.
Casanova es el rey,
Maquiavelo la ley,
Del jersey roto de la distancia.
Deja, por compasión
Que entone la canción
Del chaval que escapa de la infancia
En la estación de Francia.
19 días y 500 nochesLo nuestro durólo que duran dos peces de hieloen un güisqui on the rocks,en vez de fingir,o estrellarme una copa de celos,le dio por reír.De pronto me vi,como un perro de nadie,ladrando, a las puertas del cielo.Me dejó un neceser con agravios,la miel en los labiosy escarcha en el pelo.Tenían razónmis amantesen eso de que, antes,el malo era yo,con una excepción:esta vez,yo quería quererla querery ella no.Así que se fue,me dejó el corazónen los huesosy yo de rodillas.Desde el taxi,y, haciendo un exceso,me tiró dos besos...uno por mejilla.Y regreséa la maldicióndel cajón sin su ropa,a la perdiciónde los bares de copas,a las cenicientasde saldo y esquina,y, por esas ventasdel fino Laína,pagando las cuentasde gente sin almaque pierde la calmacon la cocaína,volviéndome loco,derrochandola bolsa y la vidala fui, poco a poco,dando por perdida.Y eso que yo,para no agobiar conflores a María,para no asediarlacon mi antologíade sábanas fríasy alcobas vacías,para no comprarlacon bisutería,ni ser el fantocheque va, en romería,con la cofradíadel Santo Reproche,tanto la quería,que, tardé, en aprendera olvidarla, diecinueve díasy quinientas noches.Dijo hola y adiós,y, el portazo, sonócomo un signo de interrogación,sospecho que, así,se vengaba, a través del olvido,Cupido de mí.No, no pido perdón,¿para qué? si me va a perdonarporque ya no le importa...siempre tuvo la frente muy alta,la lengua muy largay la falda muy corta.Me abandonó,como se abandonanlos zapatos viejos,destrozó el cristalde mis gafas de lejos,sacó del espejosu vivo retrato,y, fui, tan torero,por los callejonesdel juego y el vino,que, ayer, el portero,me echó del casinode Torrelodones.Qué pena tan grande,negaría el Santo Sacramento,en el mismo momentoque ella me lo mande.El café de Nicanor
La noche que Guillermina
no contenta con la patria potestad
y el ático en Concha Espina,
quiso el Volvo en propiedad,
tirado en una cuneta
me desperté,
a dos leguas de El Café,
con una maleta al hombro
llena de escombros
y un bollo de pan de ayer.
"Le hemos echado de menos"
me dijo el bueno del barman que me sirvió,
vaso largo y con limón,
la misma copa de ron
que, el lunes va a hacer un año,
me dejé en el mostrador.
Después de pagar dos rondas
(tres, contando la del baño)
recuperé,
entre la condesa y Julio,
mi escaño de contertulio,
mi carné de fundador
de la mesa más redonda
de El Café de Nicanor.
Estaban Gámez el astronauta,
Gastón el flauta, Mari la tetas,
el novillero poeta con su mujer,
el pobre don Agapito
y un camellito sin dientes
paisano de un primo hermano
de algún pariente lejano
de Ana Belén.
Asociado en sociedad
con tales socios,
se pueden imaginar
se pueden imaginar
que los amores van mal,
la salud ni fu ni fa
y no van bien los negocios.
Se nos sube a la cabeza
la espuma de una tristeza
crepuscular,
el óxido de los días,
las utopías con hielo,
el azul galimatías
del cielo según San Juan,
un calcetín con tomate
y el último disparate
de Nicanor,
que cuando le preguntaron
si había estado enamorado,
como es un hombre sincero,
"yo, no señor -contestó-,
yo siempre fui camarero".
Estaban Gámez el astronauta,
Gastón el flauta, Mari la tetas,
el novillero poeta con su mujer,
el pobre don Agapito
y un camellito sin dientes
sobrino de un primo hermano
de algún pariente asturiano
de Víctor Manuel.
Asociado en sociedad
con tales socios,
se pueden imaginar
se pueden imaginar
que los amores van mal,
la salud mejor ni hablar
y no van bien los negocios.
Asociado en sociedad
con tales socios,
se pueden imaginar
se pueden imaginar
que los amores van mal,
la salud Marichalar
y no van bien los negocios.
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